¿Qué se esconde detrás de la ansiedad?
La ansiedad es un estado emocional que se manifiesta como respuesta habitual frente a situaciones que se consideran amenazantes, peligrosas o estresantes. Es una respuesta adaptativa, en la que el cerebro libera una hormona llamada cortisol, que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de emergencia o a diversas circunstancias cotidianas de estrés.
Es más, la ansiedad se manifiesta en los niños/as por primera vez alrededor de los 8 meses cuando llega el momento de separarse físicamente de sus principales figuras de apego o en anticipación a este; un fenómeno totalmente previsible dentro del proceso evolutivo normativo del niño/a.
Es más, la ansiedad se manifiesta en los niños/as por primera vez alrededor de los 8 meses cuando llega el momento de separarse físicamente de sus principales figuras de apego o en anticipación a este; un fenómeno totalmente previsible dentro del proceso evolutivo normativo del niño/a.
¿Por qué la ansiedad se considera como el malestar del siglo XXI?
Cuando la ansiedad se hace más frecuente, persistente y más intensa se puede considerar como desadaptativa, hasta patológica. La cantidad de cortisol que viene liberada alcanza niveles muy elevados que interfieren y afectan negativamente al funcionamiento y al bienestar psico-físico de la persona; en particular en un cerebro en desarrollo como el de niños, niñas y adolescentes.
Angustia, preocupación excesiva, sentimientos de soledad e inseguridad, culpa, distrés (o estrés negativo) y elevada presión externa; una experiencia traumática o un duelo no resuelto: estas son solo algunas de las emociones y de las vivencias que pueden esconderse debajo de la ansiedad infantil y juvenil y que les hace vivir en un constante estado de alerta y con malestar.
Llevamos ya muchos años reconociendo que el ritmo frenético de la vida cotidiana es un elemento, entre otros, que puede influir negativamente sobre la salud y el bienestar psicológico de todos, en particular de los menores. Vivimos en una era marcada por la inmediatez y por el hacer, en la que niños, niñas y adolescentes aprenden a vivir con impaciencia, sobre-estimulados, estresados y preocupados por los exámenes y la cantidad de actividades extraescolares, por lo que llegan a sufrir niveles exagerados y prolongados de ansiedad.
Si a esta realidad les añadimos los sentimientos de frustración, culpa, vacío e inseguridad experimentados frente a un posible fracaso, la consecuencia más esperable es que a un estado ansioso se le acompañe uno depresivo.
Con la llegada de la pandemia la situación ha empeorado. Desde hace más de año y medio vivimos un acontecimiento histórico complejo: la amenaza sanitaria por el Covid, el confinamiento y el aislamiento social, la incertidumbre sobre el futuro y la inestabilidad económica, pérdidas, vivencias traumáticas, duelos.
Para niños, niñas y adolescentes, en particular, el parón completo de su vida diaria, la imposibilidad de salir al aire libre, de correr y jugar, de ver a sus amigos y a sus familiares y en muchos casos el abuso y el utilizo inadecuado de la tecnología, ha conllevado un impacto sobre su salud mental y física.
Y si es cierto que en los últimos meses se va estabilizando más la situación a nivel sanitario, no se puede decir lo mismo para la condición psicológica de los menores, una población en desarrollo y por lo tanto más vulnerable frente a crisis de ese tamaño.
En un informe de Unicef sobre el estado de la salud mental en la infancia en 2021, se puede leer como el impacto de la pandemia sea «sólo la punta del iceberg, puesto que las consecuencias más graves están llegando ahora. El principal obstáculo es que no se le está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y sus efectos en el desarrollo futuro de niños y niñas». Ansiedad generalizada, depresión, casos de suicidio, estrés post-traumático, fobia y ansiedad social, son los problemas de salud mental infanto-juvenil más manifestados en los últimos 18 meses.
Cómo ayudar a nuestros hijos a controlar la ansiedad
Lo fundamental de nuestro rol es poder estar, acompañarles emocionalmente, sostenerles, reconocer sus necesidades y escucharles; dar voz a los sentimientos empezando por nosotros.
Es importante no caer en la trampa de la minimización, infravalorando o hasta negando el problema, con la idea de quitarle peso e intensidad.
La validación es la única manera para que se sientan queridos, reconocidos, acompañados y protegidos.
Favorecer un estilo de vida saludable les puede ayudar a responder de forma sana y adecuada a sus necesidades fisiológicas para que el bienestar físico deje espacio también al bienestar emocional.
Mens sana in corpore sano: seguir una dieta sana y equilibrada, favorecer una adecuada higiene del sueño, salir al aire libre para jugar y practicar ejercicio físico, además de mantener relaciones con los iguales.
Es importante que hagamos una lista de intereses y de prioridades junto a ellos, para valorar cuales actividades extraescolares son realmente importantes.
Ejercicios de respiración, meditación, focusing y mindfulness, son técnicas mentales y corporales muy útiles que se pueden enseñar desde pequeños, practicándolas con ellos, para ayudarles a conectar consigo mismos, aprendiendo a sentir y percibir con todo el cuerpo, ubicando las tensiones y trabajando sobre ellas.
Saber vivir conectados con el aquí y ahora les ayuda a conocerse mejor y a disfrutar más del presente.Y nosotros adultos cómo respondemos a las diferentes situaciones y al estrés del día a día? ¿Que ejemplo les estamos dando a nuestros hijos e hijas? Es importante recordar y practicar estos sencillos consejos de prevención y autocuidado también para nosotros mismos.
Si la situación en casa se está haciendo insostenible, buscar ayuda profesional a un/a psicoterapeuta puede ayudar a hacer frente a la ansiedad de la manera más sana y eficaz: un espacio para que niños, niñas y jóvenes, junto a su familia, puedan dar un significado a su malestar, aprender herramientas adaptativas alternativas y fortalecer sus recursos personales.
„La ansiedad es una respuesta emocional adaptativa que prepara al cuerpo para enfrentar situaciones de estrés mediante la liberación de cortisol. Sin embargo, el ritmo de vida actual, lleno de inmediatez y sobrecarga de actividades, está llevando a niños y adolescentes a experimentar niveles elevados y prolongados de ansiedad, afectando su bienestar físico y emocional.“